jueves, 26 de marzo de 2015

Reflexiones de una madre de Los Jarales

Marta, una madre de un alumno del colegio, nos ha enviado estas reflexiones que queremos compartir con todos vosotros. Os animamos a seguir su ejemplo y mandarnos cualquier opinión, escrito, sugerencia o recomendación a la que queráis dar difusión a través de nuestros canales de comunicación.


Mi hijo Alejandro, que acaba de cumplir 11 años, me dijo muy serio mientras jugaba con sus legos:
-Ya sé lo que voy a hacer de mayor para conseguir otro planeta habitable (el que le conoce bien sabrá que el fin del mundo es una de sus preocupaciones recurrentes).
-¿Ah sí? ¿Y qué vas a hacer?
-Voy a inventar una máquina para traer Marte a nuestra órbita. Y así cuando en la Tierra sea verano en Marte será invierno, y cuando en la Tierra sea primavera en Marte será otoño.
Y mientras habla me dibuja con su dedo una elipse en el aire.
-¡Alaaa! ¿y vamos a poder viajar de un planeta a otro?
-¡Pues claro! para qué crees que lo traigo, podremos ir a Marte, por ejemplo, como quien va de vacaciones.

Luego, me arrepentí de haberle reñido por “perder el tiempo” jugando en vez de estudiar para el examen que tenía al día siguiente. En estos tiempos de constante vorágine, en el que “aprovechar el tiempo” está tan sobrevalorado, no dejamos espacio para la creatividad de nuestros hijos. El sistema escolar tampoco ayuda, lo comparo con propuestas de otros países y me da la risa. Aquí, por muchas reformas que se hagan, no se cambia en lo fundamental, mucho memorizar y poco pensar, poco interaccionar. Un programa muy apretado, cada vez más técnico y menos artista y con poca valoración y libertad para el profesor. El bilingüismo, que siempre apoyé pero que me convence cada vez menos, supone un esfuerzo muy grande en muchos aspectos, y no solo para el niño, también para muchas familias. 

Los padres, con mucha más formación y dinero, pero mucho menos tiempo que los abuelos, contagiados además por nuestro entorno, les atiborramos a extraescolares para que estén preparados para todo. Han vivido más experiencias con 10 años que nosotros con 25, ¡qué suerte tienen! Pero ellos no piden tanto, no señor, no necesitan tanto. Y como volver atrás sin quedarse atrás, como recuperar esas tardes de juego y bocadillo en la calle, si no hay nadie, que para quedarse en casa con las pantallitas, mejor que aprovechen el tiempo, que uno no está además para controlar. El tiempo….el tiempo que pasa y no vuelve. Y se nos escapa de las manos también, sin darnos cuenta (no tenemos tiempo) nuestra propia vida, 10 años al menos como autómatas recaderos y taxistas, ya, ni fines de semana libres porque también hay que ir a partidos, audiciones, campeonatos, exhibiciones y demás motivos de orgullo. 

Y que sí, que somos felices sacando a nuestros pequeños adelante, pero que (además de ellos) uno quiere seguir viviendo también su propia vida, joer.


Marta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario